Un nuevo año ajetreado

Siempre empiezo el año en septiembre, y este con más razón. Después de 7 meses he acabado la baja maternal. Eso se traduce por un lado en volver a trabajar y por otro en dejar al pinguino en la guardería.

Lo que más me preocupaba era dejar al enano, al fin y al cabo he empezado en tantos trabajos de cero que esto no iba a ser peor.

Alan, está como una rosa. Le gusta estar en sitios nuevos y con gente nueva así que eso no era un problema. Lo único que tardó una semana en habituarse a comer y dormir en la guardería, y a partir de ahí todo bien. Vamos probando distintas combinaciones de alimentos poco a poco y de momento no va nada mal. Esta semana toca patata, después de un comienzo un poco desastre, esperamos que mejore. Si no, pues a otra cosa, será por alimentos! Por otro lado, aprofitem la vinentesa para ver si conseguimos que en casa también duerma en la cuna él solo ¡que no nos pase nada!

Respecto al trabajo, efectivamente, no ha sido tan malo: algunas caras nuevas, muchos cambios en los proyectos que llevaba, y básicamente todo sigue igual. Después de un par de días de actualizar el ordenador y charrar con la gente, ya estoy en plena faena y con un proyecto nuevo sólo para mí. Promete ser interesante. De momento ya he pedido las vacaciones de este año, que no se diga.

Poco a poco me voy acostumbrando a ser persona otra vez. Me veo disfrutando del silencio mientras camino por el canal hacia la oficina, jaywalkeando cuando me parece oportuno ¡cuánto tiempo!

Así que eso es todo por hoy.

P.D: Este post lo debo de hace días, pero hasta que no he empezado a trabajar no he dispuesto de tiempo libre. Hay que joderse.

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