Se acabó lo bueno

Pues ya estamos de vuelta de las vacaciones, qué se le va a hacer. El domingo volvimos a Dublín después de tres semanas de vacaciones por Barcelona, en las que hemos pasado mucho color, hemos comido mucho y hemos visto a un montón de familia; nada como un bebé nuevo para que venga a visitarte gente que hacía lustros que no sabías nada de ellos.

Pese a estos pequeños inconvenientes, podríamos decir que las vacaciones han estado bien; aunque no hayamos ido a ningún sitio especial hemos visto a amigos y familiares, que era el principal objetivo, hemos ido a la playa, aunque menos de lo que queríamos, y hemos vuelto con unos kilitos de más, lo cual es imprescindible en cualquier periodo vacacional que se precie.

Alan se lo ha pasado en grande, todo lo nuevo le fascina y, claro, allí todo era nuevo; la gente, las cosas, los lugares… Lo único que le ha fastidiado era el calor, que le hacía estar muy tontín a veces, y los inevitables viajes en coche, teníamos que aprovechar cuando estaba a punto de dormirse para meterlo en el coche y entonces se dormía durante el viaje, si no protestaba todo el rato.

Ahora toca volver a la rutina poco a poco, de momento habituándonos de nuevo al clima de Dublín, donde a ratos parece que estemos ya en otoño pero cuando sale el sol aún se puede ir en manga corta por la calle. No está mal, me lo esperaba peor, con un poco de suerte aún se podrá hacer algo en estos fines de semana que quedan de agosto 😀

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